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El cáncer de piel más violento: Melanoma.

La piel


La piel es el órgano más grande del cuerpo a cargo de muchas funciones como:


  1. El recubrimiento de los órganos internos y ayuda a protegerlos de lesiones.

  2. Sirve de barrera a los gérmenes.

  3. Evita la pérdida excesiva de agua y de otros líquidos.

  4. Ayuda a controlar la temperatura corporal.

  5. Protege al cuerpo de los rayos ultravioleta.

  6. Ayuda a la producción de vitamina D.


La piel se compone de las siguientes capas:


Epidermis: esta capa superior de la piel es muy delgada y protege las capas más profundas de la piel y los órganos del cuerpo contra el medio ambiente.


La epidermis está separada de las capas más profundas de la piel por la membrana basal. Cuando un cáncer de piel se vuelve más avanzado, por lo general traspasa este muro y las capas más profundas.


Dermis: esta capa media de la piel es más gruesa que la epidermis. Esta capa engloba folículos pilosos, glándulas sudoríparas, vasos sanguíneos y nervios que perduran en su sitio gracias a una proteína llamada colágeno, la cual adjudica elasticidad y fuerza a la piel.


Hipodermis: esta capa es la más profunda de la piel, junto con la parte inferior de la dermis conforman una red de colágeno y células adiposas. La hipodermis auxilia al cuerpo a mantener el calor y posee un efecto de amortiguación de choque que ayuda a preservar los órganos del cuerpo para que no se lastimen.



Cáncer de piel


El melanoma es un cáncer que es causado en los melanocitos. La mayoría de las células del melanoma continúan produciendo melanina de modo que los tumores tipo melanoma usualmente son de color café o negro. A pesar de ello, algunos melanomas no producen melanina y pueden lucir color rosado, café o incluso blanco.


Los melanomas pueden acontecer en cualquier parte de la piel, pero son más propensos a comenzar en el pecho y espalda de los hombres y en las piernas de las mujeres. El cuello y el rostro son otros sitios ordinarios. El motivo exacto de todos los melanomas no está claro, pero la exposición a la radiación ultravioleta (UV) de la luz solar o de las lámparas y de las camas solares aumenta el riesgo de padecer melanoma. Acortar la exposición a la radiación UV puede ayudar a reducir el riesgo de tener melanoma.



¿Qué lo ocasiona?


El melanoma se concibe cuando algo marcha mal en las células que producen melanina (melanocitos) que dan color a la piel.


Normalmente, las células de la piel se desenrollan de manera controlada y ordenada: las nuevas células sanas impulsan las células más viejas hacia la superficie de la piel, donde mueren y finalmente se caen. Pero cuando algunas células presentan daños del ADN, las células nuevas pueden comenzar a desarrollarse fuera de control y con el tiempo pueden formar una masa de células cancerosas.


Lo que perjudica el ADN en las células de la piel y cómo esto produce un melanoma no está claro. Es probable que una amalgama de factores, entre ellos factores ambientales y genéticos, produzca el melanoma. No obstante, los médicos creen que la exposición a la radiación ultravioleta (UV) del sol y de las lámparas y camas de bronceado es la principal causa del melanoma.



Factores de riesgo


  • Piel clara: tener menos melanina en la piel significa menor protección contra la radiación UV. Si te quemas fácilmente con el sol, es más probable que padezcas melanoma que alguien con tez oscura.

  • Quemaduras solares: una o más quemaduras solares con ampollas pueden aumentar el peligro de padecer melanoma.

  • Exposición excesiva a la luz UV: la exposición a la luz del sol, luces artificiales y camas de bronceado pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer de piel, incluso melanoma.

  • Antecedentes familiares de melanoma: si un familiar cercano ha tenido melanoma, también tienes una mayor probabilidad de tenerlo.

  • Sistema inmunitario debilitado: Las personas con sistemas inmunitarios debilitados, como las que han sido sometidas a trasplantes de órganos, tienen un mayor riesgo de padecer cáncer de piel.


Prevención


  • Evita el sol durante el mediodía: para muchas personas en Norteamérica, los rayos solares son más fuertes entre las 10 am y las 4 pm. Programa actividades al aire libre para otros momentos del día, incluso en invierno o cuando el cielo esté nublado.

  • Usa protector solar todo el año: Usa un protector solar de amplio espectro que tenga un factor de protección solar de, al menos, 15. Aplícate el protector solar en forma abundante y vuelve a emplearlo cada dos horas o más seguido si nadas o sudas.

  • Evita las lámparas de bronceado y las camas solares: Las lámparas de bronceado y las camas solares emiten radiación UV y pueden incrementar el riesgo de padecer cáncer de piel.







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